Pasa como todos los años;
Después de risas, desveladas, pláticas con uno que otro extraño, palabras nuevas que aprendimos en otro idioma, taxis, metros, sol, mar, algunas compras justificadas y unos kilitos extras con los que no llegaste, te das cuenta que el verano ya se fue.
Y nos entra el buen llamado y temido “Vacío post vacaciones”. Es ese que te da cuando resignadamente regresamos a nuestra rutina y renovamos el compromiso con el reloj, las dietas y el ejercicio. Todo el rato anhelando los días de verano en los que no había tiempo ni apuro para pensar en la hora, tanto así que el mismo reloj que cargas siempre en tu muñeca té estorbaba para conseguir ese bronceado por el que te empeñabas.
¡Y es que claro! ¿Como no ser víctimas de ese vacío? Si habiendo esperado tanto ese verano, ese viaje, esa persona o sentimiento ya se acabó. Creo que todos podemos coincidir que es normal que nos entre este sentimiento de “llegar a la realidad”, pero ahora que me encuentro experimentando el mismo sentimiento que tú te digo: ¿Y es que el verano no era real? Nos apegamos a cosas tan temporales y terrenales y luego nos preguntamos porque nuestra felicidad dura tan poco. Y tal vez ahí está el error: el pensar que el mundo, un pasaporte o un avión, carga con la responsabilidad de nuestra felicidad.
No esperes el momento perfecto, las vacaciones, tu “cheat meal” , el viernes, el puente, tu cumpleaños o cualquier fecha que te guste para disfrutar lo que tienes , porque ESO qué pasa mientras esperas, se llama vida. Y mejor que no se te pase la vida esperando a que pase algo que tus esperes para marcar como significativo sin darte cuenta que todo el rato desde que despiertas y das ese primer respiro es eso que buscas. Porque la felicidad se puede encontrar en pequeños fragmentos todos los días, en un café, una sonrisa, tu clase de yoga o una llamada telefónica y es tu responsabilidad encontrarla. Porque donde hay pasión no queda espacio para la monotonía, hagas lo que hagas hazlo con amor, tanto así que no lo harías de ninguna otra manera. Busca algo que te apasione diariamente y si no lo encuentras entonces cambia la receta hasta que lo hagas, pero nunca NUNCA apagues esa chispa que te hace estar vivo, no te traiciones y no limites lo mucho que puedes dar, porqué lo que se hace con pasión siempre, siempre se hace bien.
Y sí, es cierto que habrá momentos en esta vida en los que te vas a preguntar si realmente eres suficientemente buena para ese trabajo, esa persona o eso que realmente hace tu alma vibrar y te motiva a pararte todos los días de la cama. Pero es en ese sueño o esa pasión que tanto te asusta, e incluso veas como más grande que tú, donde estás creando un desbalance tu auto percepción. Y esto toma tu poder y se lo da a lo externo.
Por eso te invito a reflexionar, a desafiar tus límites a perseguir esa pasión que se muestra como parte de tu visión a futuro, a que solo vayas por lo que sabes que vale la pena de tu tiempo, pensamiento y energía. A que solo persigas LO QUE TE MERECE.
– Psic. Regina García